
Después de unos días maravillosos fuera, vuelves a casa… y en vez de sentirte renovado, estás raro. Apático. Incluso triste. Tranquilo, no estás solo: se llama “síndrome post-viaje” o “post-travel blues”. Y tiene explicación.
¿Qué es el síndrome post-viaje?
Es una mezcla de melancolía, desajuste y agotamiento emocional que puede aparecer al volver de unas vacaciones intensas o transformadoras. Se parece a la tristeza del domingo… pero multiplicada por diez.
¿Por qué pasa?
- Cambio de ritmo: pasas de explorar a mirar una bandeja de entrada.
- Contraste emocional: tu cerebro se adaptó a la dopamina del viaje. Al volver, hay bajón.
- Comparación constante: “allí todo era mejor”... hasta el café del desayuno.
Cómo sobrellevarlo mejor
No vuelvas de golpe: si puedes, deja un día libre entre el regreso y la rutina.
Integra pequeños cambios: cocina algo típico del lugar, imprime fotos, usa esa playlist que escuchaste allá.
Habla del viaje, pero con calma: contarlo ayuda a digerirlo. No lo encapsules.
Planear algo nuevo ayuda
No tiene que ser otro viaje. A veces, planear una escapada futura, un concierto o incluso una salida distinta rompe el bucle del bajón.
Volver no es fácil, pero también forma parte del viaje. Quizá la clave está en recordarnos que cada regreso es solo la pausa entre dos caminos.